2. Cuando te den ganas de morderte las uñas, sustituye rápidamente tus manos por algún sustituto rápido y saludable. Un aperitivo light, un vaso de agua o incluso unas respiraciones profundas para mantener el instinto a raya. Ir al baño a lavarte las manos puede servirte para ser consciente de la fuente de gérmenes que son las manos y así se te pasen las ganas.
3. Ten siempre cerca una lima: si tienes las manos cuidadas, te dará cargo de conciencia el estropearlas mordiéndote las uñas. Además, como te entetendrás, seguro que las ganas pasan.
4. Sé consciente de qué situaciones son las que te hacen querer morderte las uñas y empieza a trabajar en ellas. Con los anteriores consejos y siendo capaz de darte cuenta de esto, podrás empezar a evitar el temido momento.
Sobre todo, no te agobies y ve a tu ritmo. El morderse las uñas es un vicio como otro cualquiera y cuesta deshacerse de ellos. Ve poco a poco, marcándote pequeñas metas que puedas cumplir y así el proceso será mucho más fácil.